Para cuando vengas, no te voy a mentir. No tengo estrellas, pero sí besos. No tengo la luna, pero si tengo luz para ofrecerte. Para cuando vengas, tengo un capuchino importado que quiero compartir con vos. No tengo el cielo para darte, solo un poco de amor. Mi casa es chica, pero grande de corazón. No estoy sola para brindarte cariño, tengo un perro que me acompaña, un gran pulmotor negro.
Para cuando vengas, tengo maní y mil anécdotas para contarte. Tengo una cama y un sillón. Una mesa, un jarrón con flores y mucho sol. Para cuando vengas, quiero llevarte de la mano hasta los lugares más lindos de esta ciudad y abrazarte en cada uno de ellos.
Para cuando vengas, yo voy a estar acá, esperándote con una sonrisa y una inquietud infumable. Todos los rostros serán los tuyos, todas las risas me serán familiares. Ya no aguanto mi amor, quiero verte por favor. Los días se hacen largos, acá la ciudad es gris. La música, mi familia y amigos me mantienen entretenida, envuelta en un lindo ensueño. Mientras yo, te extraño.
Para cuando vengas quizás sepa manejar. Viajaremos juntos. Tomaremos la primer ruta que encontremos. No me importa si me pierdo, sería agradable perderme con vos. No te olvides que tengo recuerdos, para cuando vengas recordar juntos. Tengo secretos que tendrás que descubrir. Ideas para concretar. Tengo dos oídos para escuchar aunque quieras dejarme sorda con tus besos.
Para cuando vengas, tengo algo que contarte. Palabras de sentimientos, palabras de amor o solo un gesto que implique un querer incontrolable. Me invadirá una taquicardia que solo nosotros sabemos controlar. Todo eso, para cuando vengas.
