sábado, 8 de abril de 2017

La Reina del Hormigón

La Reina del Hormigón

Nadie sabe el por qué, ella es tan fiel. Se preguntan una y mil veces hacia dónde va, porque se escabulle como un roedor en toda oportunidad. A la hora de ayudar, siempre está como un deseo que se hace realidad.
A la una, a las dos y a las tres, ella no dejaba leer. “Apagá la luz” decía todo el tiempo y ponía su cabeza sobre su almohada hasta dormir. Por la noche, rodaba por los pisos cual si fuese una lombriz. Pobre chica flaca! solía hacerse pis.
Luceros brillan en su cara y cuando se viste de mujer se convierte en la estrella más bonita. Es extraño que en familia de criollos ella sea tan internacional. Su historia está teñida de risas porque a esta dama le costaba llorar. Con el pasar de los tiempos, su corazón perdió la dureza que la hacía tan fría. Hoy sus lágrimas son de emoción y transmite tanta ternura al oírla llorar.
Hace un tiempo atrás, vivía entre cartones y planos. “Ya no duermo” decía y repetía. Enceguecida por la pasión que le causaba el hormigón, triunfó con un diploma de honor. Orgullosa su madre lloró. No existe más que la estructura, el proyecto y un puñado de sueños que busca hacer realidad.
Sobre un fiero de cuatro ruedas se pasea. En el fondo sigue siendo una niña. Una pequeña con cuerpo de mujer. Bella como la luna cuando ríe a las estrellas. Alocada y rara para algunos, amante de lo diferente para mí. Una hermana que me acompañó varias noches en la misma habitación y que sin pensar se convirtió en mi mejor amiga.
Hoy es la reina del hormigón o la pequeña Nielsen menor. Sos mis mejores ideas y las caminatas más divertidas. Participás de mis recuerdos más lindos y bromistas. Arreglás mis tristezas con la facilidad del chiste. Sacás mis peores furias con tus malestares encubiertos. Y me desorientás con tus arrepentimientos.
No dejes de gobernar la ciudad con tus mandatos de hormigón, conquistá todos los corazones con tu reinado, pero nunca dejes de existir en mis tiempos.