Nada fue premeditado.
La introducción a la gloria fue una viola, una bermuda de jeans y una remera de
Gardelitos. En el barrio de Liniers la ternura se empezaba a ver. Recién
llegada de un viaje y escondiendo una gran desilusión, aparecía el sol en todo su
esplendor.
Atrevido e impulsivo,
él se hacía querer. Con su carácter, algo ansioso y antisocial, llamaba mi
atención. Todo es magia, todo es revolución en mi.
Quiero llevarte a lo
más alto, donde no se diferencian los abrazos de los besos, donde no hay desamor.
Quiero verte reir hasta llorar y gritar de la emoción. Quiero sacarte de esta
humanidad donde la triste realidad te vuelve pasa de uva y no te deja pensar.
No me dejes caer en
lo mundano, enseñame a amar, hazme soñar con la vida, con la música, con las
flores, con el buen humor. Prende un fuego y no dejes que se apague jamás.
Muchacho de patillas
y remeras embelesadas, robaste un beso de mi boca, tomaste mi cintura y
conquistaste mi corazón. Ladrón de besos, no dejes de robar mi alma y pídeme
que cuide de tí. Yo haré lo posible para no olvidar tu rostro cada vez que no
te veo, haré lo posible para recordar tu perfume, tu piel, tu voz.

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